La finalidad de realizar este artículo es conocer la importancia que tiene la salud para los y las adolescentes. El adolescente, concebido como la persona que está en transición de la niñez a la edad adulta, ha existido siempre, sin embargo la adolescencia entendida como un proceso psicosocial con entidad propia y en consecuencia con características, necesidades y problemas específicos, es una realidad que se ha empezado a tomar en cuenta recientemente, lo que nos da una idea de la magnitud del problema. Actualmente la sociedad parece valorar el ser joven, paradójicamente son escasos los datos, indicadores, programas y actividades sobre ese grupo, también en el campo de la salud.
Un ejemplo lo constituye que el VIH no puede ser detectado, y el SIDA como enfermedad, aparece en la tercera década de la vida. Los efectos del tabaco y de otras adicciones se evidencian años más tarde, cuando el problema ya se ha establecido como tal. Los embarazos no deseados, los accidentes y la violencia son tal vez los indicadores más claros de la incidencia de todas estas patologías psico-sociales sobre los adolescentes. Sin embargo, aunque todos estos factores estén presentes, el trabajo dirigido a este grupo dentro del equipo de salud es escaso. Es importante que las autoridades municipales, los equipos de salud, los docentes y todas aquellas personas que trabajan en relación con adolescentes y jóvenes cuenten con herramientas adecuadas para detectar precozmente indicadores de riesgo, fomentando aquellos otros que actúan como factores protectores.
En general se considera que los adolescentes (jóvenes de 10 a 19 años) son un grupo sano. Sin embargo, muchos mueren de forma prematura debido a accidentes, suicidios, violencia, complicaciones relacionadas con el embarazo y enfermedades prevenibles o tratables. Más numerosos aún son los que tienen problemas de salud o discapacidades. Además, muchas enfermedades graves de la edad adulta comienzan en la adolescencia. Por ejemplo, el consumo de tabaco, las infecciones de transmisión sexual, entre ellas el VIH, y los malos hábitos alimentarios y de ejercicio, son causas de enfermedad o muerte prematura en fases posteriores de la vida.